viernes, 18 de octubre de 2013

Londres - Día 7

Londres!

Al habernos quedado un día libre, decidimos hacernos una escapada a Londres. No fue barato el viaje (£ 77) pero creo que valía la pena, especialmente porque vaya uno a saber cuándo voy a volver a andar por acá. Así fue que un rato después de las 9:00 nos presentamos en la estación de Warrington Bank Quay para tomar un tren a London Euston.

Los boletos decían que debíamos que cambiare trenes en Crewe, pero el tren que teníamos que tomar primero terminaba en London Euston también, por lo que preguntamos en la estación si podíamos quedarnos en el tren y justo al abordar nos confirmaron que sí. Creíamos que íbamos a ahorrarnos media hora de espera en Crewe, pero como resultaba que el tren iba vía Birmingham terminamos llegando a Londres a las 12:30, 25 minutos más tarde de lo planeado. De todas maneras no era para quejarse ya que el paisaje era bastante lindo, alternado campos verdes con caseríos y ciudades.

Algunas cosas interesantes del paisaje fueron que los campos están generalmente divididos por ligustrinas, que hay pequeños canales por todos lados en los que flotan botes-casa y que todo terreno no cultivado o construido (bordes de carretera, arroyos y lagunas o zonas que vaya a saber por que no las usan) está cubierto de matorrales o bosques. Con respecto al tren, era lo esperable para un tren europeo: una clase turista que le pasa el trapo a nuestra primera clase, cómodo, limpio, bien mantenido, rápido y silencioso.

Ya en Londres lo primero que hicimos fue sacar un pasaje de Undeground (subte) que nos costó casi £ 8 por un pase diario y de ahí nos embarcamos rumbo a la estación Embankment, al borde del Támesis. Los subtes de Londres también son muy moderno, aunque la diferencia con los nuestros ya no es tan abismal gracias a todo lo que estuvo haciendo la ciudad últimamente para mejorarlos.

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En Embankment empezó nuestro tour, el cual no voy a describir en detalle ya que saqué más de 700 fotos y pienso describir todo ahí, pero básicamente cruzamos el Támesis por el puente peatonal de Enbankment, que tiene una excelente vista del Parlamento y el London Eye, caminamos por la margen sur del río hasta el puente de Westminster, pasamos por el costado del Parlamento, con la torre del Big Ben, cruzamos St. James's Park, que tiene una laguna llena de distintos tipos de aves acuáticas, pasamos por Buckingham Palace y Trafalgar Square, donde tomamos el subte para ir a la Torre de Londres.







Alan nos había dicho que si había una sola cosa que podíamos hacer en Londres que fuera esa, por lo que decidimos pagar las £ 21 de la entrada y hacer la visita. Realmente valió la pena ya que uno podía ver la historia de la torre y de la monarquía británica. La exposición de las joyas de la corona fue especialmente notoria. No tengo fotos de esa parte (no se puede sacarlas) pero básicamente es una muestra de las coronas, cetros, espadas y otros elementos usados en las coronaciones reales. Aparte de la coronas, realmente preciosas, lo que más me impresionó fueron las fuentes de oro para el banquete de coronación, especialmente una ponchera de oro de casi un metro de diámetro con su correspondiente cucharón en forma de caracol marino de casi un litro de capacidad y un metro de largo en el mango. También visitamos la armería real donde se guarda la colección de armaduras y armas más antigua del mundo, en exposición desde el siglo XVII.






Salidos de la Torre de Londres fue el turno de ir al Puente de la Torre, el mas famoso de todos los puentes que cruzan el Támesis. Lo cruzamos y quise mandarle a Vane un mensaje mientras lo hacía sólo para encontrar que mi teléfono se había frizado. Anda cada vez peor, voy a tener que pedir que me lo cambien. Cruzado el puente llegamos nuevamente a la margen sur del Támesis y recorriendola pasamos por delante del City Hall, la sede de gobierno de la ciudad, un edificio ultramoderno con forma de casco que contrasta enormemente con la Torre de Londres, justo enfrente cruzando el río.

A esa altura habíamos caminado por casi 5 horas, excluyendo los cortos viajes en subte y ni siquiera habíamos almorzado por lo que paramos en un restaurant italiano frente al río: Strada. Ahí pedimos unas pizzas, que resultaron ultrafinas pero muy ricas y, en mi caso, tiramisú de postre. No se preocupen por mi peso. Con todo lo que caminé hoy y lo poco que comí, ya debo haber quemado todos los kilos que pude haber acumulado acá.

Nos quedaba solo volver. Estábamos cansados pero teníamos tiempo así que seguimos por la rivera sur hasta el Puente de Londres, lo cruzamos hacia la City financiera inglesa, pasamos por el Banco de Inglaterra y la Catedral de San Pablo antes de retornar a la rivera norte y volver a Enbankment. Con un poco de tiempo aún nos tomamos un café en Starbucks y luego emprendimos el regreso, primero a Euston en subte y luego a Warrington en tren.

Eso es todo por este viaje. Mañana sólo me queda regresar y reencontrarme con todos. Será hasta la próxima.

jueves, 17 de octubre de 2013

Manchester - Día 6

Finalizadas las pruebas ayer, hoy nos quedaba validar resultados en el Laboratorio, por lo que nuestro destino esta vez fue nuestra planta en Rochdale.

A diferencia de los días pasados, en los cuales John nos llevó, esta vez Mimi se dio el gusto de finalmente poder manejar el auto un buen rato. Rochdale queda al noreste de Manchester, a unos 30 minutos de viaje por autopista. Eso, claro está, si uno no se olvida las muestras en el hotel, tiene que volver y hacer el camino dos veces. La ruta al menos era muy pintoresca, llena de campos verdes en las colinas, granjas de todas las épocas y casas por todos lados. El sol radiante y la lluvia se alternaron en el camino. Mas allá de encontrar algo de tráfico la ruta fue bastante pasable.

Para recuperar el tiempo perdido trabajamos de corrido hasta las 14:00, por lo que el pobre Niel, que estaba con nosotros ayudándonos terminó almorzando tardísimo. Cruzamos la calle para ir al John Milne, un pub tradicional de la zona donde finalmente pude probar los dichosos Fish and Chips, los cuales consisten en un filet de pescado (frito, obviamente) recubierto en una corteza crujiente hecha de una masa tipo panqueque pero bien espesa acompañado con papas fritas tipo bastón pero bien gruesas. Estuvo muy bueno en verdad.

Continuamos el laburo a la tarde, lo terminamos, recorrimos la planta y tipo 17:30 nos volvimos al hotel. Despues de contestar correos, escribir en el blog y esas cosas me encontré con Mimi en el lobby y pedimos recomendaciones para ir a cenar. Nos recomendaron Ego, un restaurant de cocina mediterránea y hacia allá fuimos con el GPS, que se portó bastante bien hasta que trató de hacernos entrar contramano al estacionamiento del restaurant, que en realidad no era más que un estacionamiento público municipal atrás del restaurant y otros negocios que lo compartían. Dado que no podíamos entrar por ahí nos metimos en otro enfrente, preguntamos como llegar entrar al otro estacionamiento y al final lo dejamos al auto ahí porque era más fácil.

El restaurant era lindo y moderno y servía una variedad de comida mediterránea española, italiana y griega. Yo fui a lo griego y me pedí un kebab (brochette, bah) de atún con ensalada y pan pita. Mimi estaba dudando entre la pizza y los fideos y al final pidió pasta. Yo pensaba que la pizza para ella sola iba a ser demasiado y me ofrecí si prefería pizza a compartirla. Menos mal que no lo hicimos porque si bien la pizza era del diámetro que estamos acostubrados, la masa era fina como un panqueque e igual de flexible.

Eso fue todo por la semana. Con el trabajo terminado sólo nos resta el regreso.



Ah, se dieron cuenta que hoy es jueves, no?



Por ahí no lo saben, pero mi vuelo es el sábado.


O sea que mañana...


LONDRES!!!!

Manchester - Día 5

El miércoles era el último día que íbamos a estar haciendo pruebas y por ende fue bastante largo ya que queríamos asegurarnos de terminar en el día. Lo más interesante de todo fue que esta vez fuimos a almorzar al centro de Warrington, con lo cual tuvimos la oportunidad de visitar el área antigua de un típico pueblo inglés.


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Warrington queda mas o menos a mitad de camino entre Manchester y Liverpool y se lo puede considerar una área suburbana, al menos para los estándares ingleses que mezclan pequeños pueblos, campos y grupos de casas por todos lados, sería algo así como un General Rodríguez o un Pilar: casi pegado a la ciudad pero no del todo. Las afueras de la ciudad son principalmente casas de frente de ladrillo y tejas negras de dos pisos con un pequeño jardín al frente y otro atrás. Dependiendo del caso están construidas medianera contra medianera contínuas o dos casas pegadas por la medianera  separadas de las siguientes dos por dos pasillos-garage. En todos los casos las casas están construidas en grupos de 8 o más iguales.

El centro de Warrington obviamente es distinto, ya que los edificios más modernos ahí datan de principios a mediados del siglo XIX y unos cuantos son por lo menos del siglo XVIII. Lo que sería la calle principal (High Street suelen llamarla) está peatonalizada y llena de negocios, muchos de ellos lamentablemente vacíos ya que la gente prefiere ir de compras a los Malls de las afueras. Se entiende, lamentablemente: con días mayormente lluviosos la gente prefiere pasayer la comida ar el tiempo en un lugar techado y seco.



La lluvia también nos corrió a nosotros (se largó un aguacero al salir para allá) por lo que no pudimos recorrer mucho. Buscamos un lugar para comer los tradicionales fish and chips, lo encontramos cerrado y nos dirigimos al antiguo mercado par buscar otro lugar para comer. El mercado era una plazacon un tinglado de madera del siglo XIX donde antiguamente se montaban los puestos de verdulería, carnicería y otros. Hoy por hoy había algunas carpas con promociones de autos y esas cosas y se ve que también lo usaban para recitales. En la parte no techada de la plaza y justo al lado de donde fuimos a comer había una escultura que representaba una mesa de té servida. En la misma estaban sentados Alicia, el Sombrero Loco y la Liebre de Marzo. No daba para sentarse por la lluvia, pero igual le saqué una foto.


El almuerzo fue en Nando's, una cadena de comida portugesa / africana. El menú fue pollo al peri-peri y si ayer la cena me había llevado a mi niñez, en este caso me llevó a mi adolescencia y a ese restaurant en el norte de Portugal donde paramos a comer en el primer viaje que hice a España: era el mismo pollo. Más chico y producido estilo fast-food, obvio, pero la misma receta y el mismo sabor. Cosa curiosa de los ingleses: suelen tomar té como bebida durante el almuerzo o, como en este caso hizo John, leche.

El resto del día transcurrió con mas laburo y a la noche, dado que llegamos tarde y Don se iba a Bath al día siguiente, decidimos cenar en el hotel, en mi caso milanesa de cerdo rellena con jamón y queso. Suena rico, pero no fue nada del otro mundo.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Manchester - Día 4

El día empezó más que temprano para mi.. 3:00 a.m. me despertó un dolor terrible en el oído izquierdo: otitis.

Sin ningún medicamento a mano esperé a que se me pasara un poco y volví a dormirme a la hora más o menos, pero no descansé demasiado. El día amaneció soleado, o tan soleado como puede pedirse por acá: mas o menos la mitad del cielo no estaba cubierta de nubes de lluvia.

Esta vez nos separamos: Don fue a nuestra planta de Rochdale a hacer ensayos de laboratorio con las muestras del lunes mientras Mimi y yo seguíamos moliendo. Al mediodía fuimos a un restaurant (Toby's Carvery) especializado en lo que los ingleses llaman "Sunday Dinner" (cena de domingo). Básicamente son carnes asadas (jamón, pavo y roast beef en mi caso) acompañadas de vegetales típicos (arveja, coliflor), papas al horno y Yorshire pudding, una especie de pan hueco que se hace con masa de panqueque.

El día transcurrió sin demasiadas novedades, más allá del sol, y a eso de las 18:00 regrasemos para ir a cenar. Una cosa curiosa de las carreteras inglesas, más allá de que los coches circulan del lado izquierdo, es la cantidad de cámaras de seguridad y fotomultas que tienen por todos lados. Dado que el gobierno está obligado a marcar donde están, la zona que controla la cámara está marcada en el camino haciendo que las líneas demarcatorias de la banquina pasen a estar en zig-zag en vez de rectas. Es increíble cuantas hay. Mas vale respetar las normas de tránsito porque te pescan en todos lados. También es raro que aquí está permnitido girar hacia la mano contraria donde hay semáforos.

De cena John nos llevó a un restaurant chino maravilloso: Choy Hing Village. El lugar era muy lindo, ambientado en estilo tradicional y atendido por chinos. Pedimos el banquete especial #3, que tenía un poco de todo. Desde chiquito que no recuerdo comer comida china tan bien preparada. Me hizo acordar a la casa de comida china que teníamos a la vuelta de Honorio Pueyrredón 833, la única casa de comida china que conozco que siempre estaba limpia y perfectamente decorada. De hecho muchos de los platos eran los mismos, ya que se especializan en comida cantonesa. La comida estaba deliciosa, especialmente el pato crujiente, pero resultó demasiada. Era realmente un banquete. 8 podrían haber tranquilamente comido de lo que nos sirvieron a nosotros 4.

Terminada la cena nos volvimos y pude finalmente chatear con Vane en nuestro aniversario. Aunque ya la había llamado desde el laburo ni bien se levantó, no es lo mismo que verla. Que asombrosa la tecnología. Poder hacer una videollamada era algo de ciencia ficción hasta hace poco y hoy puedo hacerlo todos los días desde otro continente sin que me cueste un peso...

lunes, 14 de octubre de 2013

Manchester - Día 3

El despertador sonó a las 7:00 y por más que estuviera fusilado, mi día comenzó. El desayuno fue yogur con fruta pero no pude resistirme a lo extraño de la situación y me pedí también una morcilla, que acá es una opción válida para el desayuno. Obviamente no era una salchicha entera sino 4 rodajas, las cuales parecían haber sido grilladas. El día amaneció soleado, lo cual quiere decir que llovió varias veces durante el día pero logramos ver el sol en dos ocasiones, el cielo azul en otra y la luna en otra más. Dicen que Inglaterra tiene 40 tonos de verde, lo cual es cierto para el pasto y los árboles, pero el cielo más bien parece 50 sombras de gris.

Después de desayunar Alan nos llevó al taller donde tienen el molino, un pequeño galpón donde se dedican a hacer distintos tipos de piezas en metal y plástico. El galpón está ubicado en medio de una típica villa inglesa, llena de casas de ladrillo todas iguales (por tandas al menos, 5 de un tipo, 10 de otro, 8 de otro y así). Una cosa curiosa son las carreteras, las cuales si son consideradas peligrosas llevan un cartel que dice "Red Road" y indica la cantidad de muertos que hubo en esa ruta, generalmente entre 35 y 45.. Las pruebas se desarrollaron bastante bien y al mediodía fuimos a la vuelta a probar nuevamente algo típico de Inglaterra: la comida italiana. El restaurant (Villagio) era muy lindo y la camarera que nos atendió, una chica polaca, muy amable. Lamentablemente la comida no acompañó. En mi caso pedí una pavo asado el cual, a pesar de estar feteado estaba lleno de cartílago y la hamburguesa vegetariana de Mimi estaba quemada. Supongo que eso nos pasa por no pedir lasagna como el resto. Para colmo, a la salida Mimi pisó mal en la escalera, se cayó y casi termina en el medio de la calle.

El día continuó sin problemas. Terminamos la primera ronda de pruebas, aniquilamos una lata de galletitas de manteca que estaban deliciosas (Mimi estaba cual nena metiendo la mano en la lata a cada rato) y nos volvimos al hotel para cambiarnos e ir a cenar. El lugar elegido esta vez si fue un pub típicamnte inglés, el Stretton Fox, un pub moderno para los estándares locales ya que apenas data de 1905, donde nos encontramos con Paul, el gerente técnico local. El lugar es precioso, 100% british, la atención muy buena y la comida deliciosa. Esta vez si pedí algo bien inglés: pastel casero de pescado. La base es muy parecida a la que prepara Vane pero cambian los pescados: salmón, bacalao fresco, eglefino ahumado y langostinos. Además, los pescados están embebidos en una salsa a base de eneldo y la capa de puré de papa es muy finita y gratinada. El acompañamiento eran verduras. Una vez más, estuvo delicioso. ;-)

Eso es todo por hoy, mañana les sigo contando.

Manchester - Día 2

Inglaterra, como corresponde, me recibió con lluvia. Las nubes cubrían tanto Londres como Manchester, por lo que no pude ver nada del paisaje. Al llegar a la terminal 3 de Manchester me estaba esperando Mimi, que había llegado una hora antes y de allí nos fuimos a la terminal 1 a esperar a Don, el tercero en llegar del grupo. La conexión entre ambas terminales era un pasillo elevado bastante amplio de unas 5 cuadras de largo aproximadamente, por lo que caminamos bastante. Con una hora de tiempo para mater y exhaustos de no haber dormido nos fuimos a un café a tomar algo y terminamos pidiendo un chocolate caliente que era una delicia.

Una vez llegado Don salimos rumbo al centro de alquiler de autos, ya que Mimi insistió en alquilar uno para movilizarnos. Terminó alquilando un Peugeot 308 muy bien equipado, al punto de tener GPS incorporado. Por supuesto nosotros no sabíamos esto, así que también alquiló un GPS, el cual vino configurado en alemán. Por suerte, luego de torturarlo un poco logré ponerlo para que nos hable en inglés y así partimos rumbo al hotel manejando por la mano izquerda. Tras unos 20 minutos de autopista llegamos a nuestro destino, el Holiday Inn Warrington. El hotel es un típico hotel de negocios de categoría media, bien cuidado pero nada del otro mundo.

Hicimos el check-in y, dado que era mediodía, nos fuimos a almorzar a un pub cercano al hotel: Mascrat Manor. Una cosa a tener en cuenta es que muchos pubs en Inglaterra funcionan más bien como restaurantes familiares, así que al entrar nos encontramos con más familias con chicos chiquitos almorzando que gente tomando cerveza en la barra. El ambiente familiar era ayudado por el hecho que el pub es muy espacioso, con bastante separación entre mesas lo cual facilita el accionar de los niños, que a falta de patio de juegos, cerrado por lluvia, se dedicaban a corretear alrededor de las mesas.

Fuimos a la barra, pedimos una cerveza (yo incluido) y algún plato típico para comer. En mi caso "toad in the hole" que resultó ser 3 chorizos de cerdo, pero con una base de especias muy distinta a las nuestras y muy suaves, y papas fritas, servido en una especie de caja hecha de pan. Por si no lo notaron, si pedí cerveza pero por supuesto la que pedí no me gustó. Por suerte Don había pedido una cerveza que le resultó demasiado frutada para su gusto así que cambiamos. La cerveza que el pidió tenía un sabor frutal a manzana y parecía mas bien sidra que otra cosa, por lo cual me gustó mucho. Terminado el almuerzo nos fuimos a dormir un poco de siesta, ya que estábamos fusilados y a las 18:30 Alan, el fabricante de los molinos que fui a ver, nos pasaba a buscar para ir a cenar.

El lugar de la cena no podía ser más típico de Inglaterra. The Cottage Restaurant es una antigua hostería donde en 1648 Oliver Cromwell pasó la noche luego de vencer a las tropas realistas. Por supuesto un lugar con tanta historia no podía ser otra cosa que un restaurant... hindú. Entramos a la zona de espera (una barra ubicada en lo que tradicionalmente fue la hostería, claramente un lugar histórico, y pedimos unas cervezas. He aquí mi sorpresa al enterarme que la cerveza que pedí no era una cerveza que parecía sidra sino realmente sidra. Aparentemente la sidra está de moda en inglaterra en estos momentos y por eso es común encontrar pubs que la venden por pinta como si fuera cerveza.

Lejos de resultar un compendio de sopas como temía Vane, la comida hindú en el menú resultó basada principalmente en pollo y cordero. De entrada Alan pidió una tabla de diferentes platos (pollo tikka, pollo chat, seek kebab de cordero, cebolla bhaji y garbanzos, todo muy rico). De plato principal pedí un cordero mughal (pata de cordero al horno con una salsa suave de tomate y cebolla a la crema, acompañanda de papas masalla) que lo postulaban como altamente recomendado y realmente tenían razón: estaba excelente.

Terminada la cena nos volvimos al hotel para ir a dormir, cosa que traté de hacer lo más temprano posible. Lamentablemente el jet lag me jugó una mala pasada y por más que estaba muerto no pude dormirme hasta pasadas las 2:30, con lo cual dormí bastante poco.

domingo, 13 de octubre de 2013

Manchester - Día 1

Henos aquí, nuevamente de viaje y esta vez por primera vez en Inglaterra.

El día comenzó el sábado temprano, ya que a las 9:30 me pasó a buscar por casa el remís y minutos antes de las 10:00 estaba en Ezeiza para iniciar los trámites. Tanto el check-in como migraciones fue bastante rápido por lo que tuve bastante tiempo de recorrer el free-shop, ya que el vuelo salía a las 13:00. Con el dolar a 5,83 era más que conveniente comprar ahí, así que dentro de los límites del presupuesto aproveché para comprarle a Vane algunas cosas que me pidió, a pesar de que la vendedora del free-shop me insistía en que fuera una sorpresa.

El vuelo a Londres estuvo más que bien, ya que los aviones de British Airways son muy cómodos y bien equipados y el servicio es muy amable. Además, el asiento de al lado mío estaba vacio, por lo que estuve extra cómodo. Lamentablemente, por más cómodo que fuera el avión me es imposible dormirme, por lo que estuve despierto todo el viaje. A pesar que en mi asiento no funcionaba el video on demand vaya a saber por que igualmente pude ver dos películas: La nueva de Star Trek (una sucesión interminable de clichés) y The Heat, la de Sandra Bullock y Melissa McCarthy (Sookie, de Gilmore Girls) una versión femenina de Arma Mortal que estuvo bastante buena por lo original.

Llegamos a Heathrow a las 6:00 hora local (2:00 de Buenos Aires) y, afortunadamente los tramites de inmigración y aduana fueron muy rápidos. El uso del pasaporte español me hizo entrar como si fuese ciudadano, mientras que en aduana ni siquiera se molestaron en hacerme ir a buscar la valija, la cual siguió viaje directo a Manchester si que yo tuviera que retirarla. En el subsuelo de la terminal 5 tomé un subte re moderno que me llevó a la terminal 3, de donde salía el vuelo a Manchester. Los andenes de las estaciones estaban completamente vidriados y tenían puertas que coincidían con las de los vagones, de manera que nadie pudiera caerse (o saltar) a las vías.

El aeropuerto de Londres impacta por la diversidad cultural, tanto de los viajeros como de los que trabajan ahí. Entre los empleados de seguridad e informaciones había Sikhs hindúes con turbantes y mujeres musulmanas con la cabeza cubierta (pero sin velo, no vi a ninguna mujer usando velo), negros, asiáticos y, por supuesto, europeos. La parte de seguridad para pasar al área de embarque de la terminal 3 fue un poco engorrosa, ya que palpaban a casi todo el mundo (excepto a mi, ya conozco lo bastante el circo como para no llevar nada metálico encima), pero me dolió particularmente que le hicieran eso a una viejita asiática en silla de ruedas que viajaba con el marido y el hijo. Es indigno e innecesario, claramente esa mujer no representaba ninguna amenaza.



El lobby de la terminal 3 es amplio, muy moderno y lleno de gente. Me dirigí a un café (Giraffe) que me pareció piola para cenayunar. Mis horarios de comida a esa altura estaban un poco confundidos. En el avión había "cenado" a las 15:00 y "desayunado" a la 1:00, horas de Buenos Aires. Me pedí unos huevos revueltos y un té de menta marroquí, que resultó no estar hecho con saquito sino con hojas de menta fresca.

Los ingleses son fanáticos de las cámaras de seguridad, lo cual hace que no solo estén por todos lados sino que también te sacan fotos en cada paso de los trámites: no contentos con la foto de migraciones, me tomaron otra en la puerta de embarque justo antes de subir al avión rumbo a Manchester. El vuelo fue más que rápido (son sólo 200 km) pero lamentablemente tuvimos que esperar un buen rato una vez embarcados ya que algunos pasajeros quedaron retenidos en migraciones y hubo que retirar su equipaje del avión. Así fue que después de un corto vuelo aterricé en Manchester a las 9:00 hora local.

Así terminamos este primer día, dedicado al vuelo. Dado que estoy fusilado (dormí tres horas de siesta, nada más) mañana les cuento como me fue hoy.