viernes, 8 de agosto de 2008

Medellín, Colombia - Día 5

¡Hasta la próxima, Medellín!

Aquí estoy en el aeropuerto de Medellín, esperando el vuelo que via Quito, Guayaquil y Santiago me llevará a casa. Despues de una noche muy confortable en la nueva habitación, hice el check-out y pasé la mañana trabajando. A eso del mediodía Gustavo, quien está a cargo de la producción de Medellín, se ofreció a llevarme a ver las "silletas" (arreglos florales) ganadoras del desfile de ayer, que estaban en exposición en la plaza del centro de convenciones frente al ayuntamiento. La verdad que los arreglos son muy bonitos y compiten en varias categorías: niños y tradicionales, que tienen más bien forma de mochila; monumentales, que son como nustras coronas fúnebres pero más grandes; simbólicas, que tienen un tema dibujado en flores; y comerciales, que son de empresas.

Mientras tomábamos algo justo vinieron a buscarlas los campesinos, en trajes y vestidos tradicionales, para llevarlas a no se donde, con lo que armaron un mini desfile muy bonito. Lástima no haber tenido cámara. La verdad que no creí que fuera a tener nada que fotografiar acá y resulta ser que la ciudad resultó ser de lo más bonita. Desde el centro comercial "El Tesoro", donde fuimos a continuación, se tenía una espectacular panorámica de la zona sur de la ciudad, con sus casas y edificios revestidos en ladrillo vista y el aeropuerto Olaya Herrera, el antiguo aeropuerto de la ciudad donde murió Carlos Gardel, hoy reemplazado para los vuelos internacionales y nacionales de gran porte por el aeropuerto internacional José María Córdova en Rio Negro, a 50 minutos de Medellín.

En el tesoro almorzamos, en mi caso una arepa (el disco de maizena, pero grande) cubierta con jamón, queso y panceta. Será por la cobertura, pero al menos esta arepa me resultó mejor que cuando la comí sola. En el centro comercial aproveché para comprar algunas chombas y camisas de muy buena calidad por unos $80 a $90 cada una, una verdadera ganga cuando se piensa que algo similar cuesta unos $100 a $120. En el camino de regreso volvimos a la zona donde cenamos el primer día para comprar algo de café "Juan Valdéz" para llevar. La zona es más antigua, de estilo colonial, pero igualmente muy bonita. Al poco de volver a la empresa ya me esperaba el taxi, así que luego de despedirme emprendí el viaje de regreso a casa. En definitiva, un día bien aprovechado.

Debo confesar que Medellín me dejó una muy buena impresión. La ciudad es preciosa, tanto en arquitectura como en paisaje, y la gente es muy amable. El clima es inmejorable, siempre entre los 15°C de noche y los 25°C de día. No es casualidad que la llamen la ciudad de la eterna primavera. La verdad, no me molestaría volver aquí seguido. En cuanto al tema de seguridad, la verdad es que Colombia ha mejorado muchísimo y se nota. Según Gustavo, venir al aeropuerto de noche solí ser muy riesgoso pero ya no más. A la gente se la nota tranquila y contenta. Dicho sea de paso, no hay gordos en Medellín. No se si será la dieta o las montañas, pero todo el mundo parece estar bastante en forma.

Eso es todo por hoy, nos vemos a la vuelta.

jueves, 7 de agosto de 2008

Medellín, Colombia - Día 4

Flores en el día de Boyacá

Hoy es feriado en Colombia ya que el 7 de Agosto se celebra el aniversario de la batalla de Boyacá, que marcó el éxito de la campaña libertadora de Bolivar. Como parte de las celebraciones del feriado en Medellín se realiza la Feria de las Flores. No pude ver los festejos en directo, ya que estuvimos trabajando por la mañana en la planta, haciendo la reunión de cierre con la gente de Colombia, y por la tarde en el hotel, atendiendo temas de otros paises y preparando reportes. Lo poco que pudimos ver de los preparativos fue en una vuelta por la ciudad que nos llevaron a dar cuando nos trajeron al hotel.

Por lo que pude ver en la televisión, el desfile consiste principalmente en campesinos que bajan de los cerros portando arreglos florales en sus espaldas y desfilan por el centro de la ciudad. La verdad que la mayoría de los arreglos parecen coronas de muertos, aunque el espectáculo es bastante lindo.



A la tarde, mientras trabajabamos en la habitacióin de Mike, nos llamaron desde la recepción para informarnos que debido a una pérdida de agua debían "poner las habitaciones en mantenimiento", por lo cual nos pidieron cambiar de habitación. Las nuevas habitaciones que nos dieron eran obviamente de mejor categoria, con una vista muy bonita y baño con ventana y bata. Me queda la duda si no habrán hecho esto debido a que el botones ayer me machucó el meñique derecho agarrándomelo con la puerta del taxi al abrir la de atrás mientras yo bajaba. No fue nada serio y aunque me dolió bastante en el momento ahora sólo me queda algo de inflamación. La doctora que me vino a ver, de nombre Misleidys, confirmo que no había fractura y me recetó un analgésico, que el hotel obviamente me compró.

Aunque la reacción al percance fue la correcta y el hecho de cambiarnos de habitación, por el motivo que fuese, también lo manejaron tratando de compensarnos, lo cierto es que el servicio del hotel deja algo que desear. En general les falta personal que hable inglés, lo cual puede hasta ser pasable en los camareros del restaurante pero es inconcebible en una empleada de recepción. Los botones también parecen medio despistados, no sólo el que ayer me agarró el dedo sino también el que hoy se tomó una hora, dos llamados a la recepción y una aparición personal en la misma mediante, para aparecerse a llevarnos a nuestras nuevas habitaciones, lo que nos hizo perder un montón de tiempo.

Una vez cambiadas las habitaciones, decidimos ir al shopping con tiempo para recorrer un poco más y por ahí comer algo, ya que eran las 17:00 y no habíamos almorzado. El Centro Comercial Oviedo es bastante complicado en su distribución, dado que fue construído sobre la ladera de una montaña, como casi todo acá, y en varias etapas. Tiene 5 niveles (el más bajo un supermercado), dos patios de comidas (el que vimos ayer y no nos gustó y otro mejor puesto más arriba), un complejo de cines e inclusive un area que está al aire libre alrededor de una calle, como si fuera una calle comercial de un pueblo chico con todos los negocios en locales de una planta.

La ropa por lo que pude ver está alrededor de un 20% más barata que en Buenos Aires, al menos en lo que a ropa de hombre se refiere. De hecho, cuando hablamos con Jim el nos sugirió ir al shopping a comprar ropa lo cual, según Mike, fue su modo de decir "¿Qué hacen trabajando todavía?". No compré nada, sin embargo ya que la verdad tengo ropa más que suficiente, como el placard lleno puede dar fe. Eso si, no busquen ropa de abrigo en Medellín porque no hay.

Para almorcenar nos decidimos por un local en el shopping llamado Cazuelitas, el cual preparaba comida típica colombiana. Comí un patacón de pollo y champiñones, que consistía en los mismos con salsa blanca y queso gratinado, servidos en una canasta hecha de plátano horneado. De postre fuimos a otro local especializado en "Crepes y Waffles" donde comí un crepe (panqueque) de banana y chocolate con dos bochitas de helado de ron. El panqueque estaba muy bueno, pero el helado tenía un gusto raro, más ácido que el nuestro, como si tuviera algo de yogurt. Otra cosa que no me gustó de acá es la arepa, un pan pequeño, redondo y chato tipo disco, hecho de maizena (y con sabor a maizena) que te lo ponen por todos lados. Gustos son gustos, supongo.

Eso es todo por hoy. Mañana vuelvo a la planta de Medellín y luego al aeropueto rumbo a casa, así que no habrá nuevo post hasta la vuelta.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Medellín, Colombia - Dias 2 y 3

No hay mucho que decir del día de ayer, ya que estuvo dedicado completamente al trabajo, desde las 8:00 a las 18:30 y, teniendo que levantarnos a las 4:00 hoy, la verdad que no daba para mucho.

A la vuelta del trabajo Rubén nos sugirió cenar en el shopping de al lado, pero al principio no nos dimos cuenta que la entrada era por el estacionamiento así que con Mike anduvimos buscando la entrada y pasamos por tres supermercados, uno al lado del otro, hasta que finalmente nos guiaron y tuvimos que volver sobre nuestros pasos.

Dado que estábamos cortos de tiempo, la verdad es que no recorrimos mucho el shopping. Fuimos directo al patio de comidas, que no nos convenció, y volvimos al hotel a cenar ahí. Pedimos un Platillo Paisa, que es una combinación de cosas típicas de Medellín (paisa le dicen a la gente de la zona de Medellín) tal como arroz blanco, plátano pisado a la plancha, una especie de chorizo y sopa de porotos. Después de la cena llamé a LAN y pude cambiar mi pasaje para e l viernes, y de ahí a dormir.

La mañana de hoy comenzó demasiado temprano. Bajamos al lobby tipo 4:20 y nos sorprendió ver una pareja acurrucada en un sillón, esperando vaya a saber que. El taxi nos pasó a buscar, fuimos al aeropuerto y abordamos el avión que nos iba a llevar a Cali, un turbohélice. Mientras esperábamos para abordar una nube se posó en la pista y redujo la visibilidad, lo cual nos demoró en nuestra partida.

El viaje en avión fue tranquilo y me quedo con dos imágenes. La primera es la salida de Medellín, con las nubes tapando el valle y algunas casas por encima de las nubes, mirando hacia el mar de algodón que formaban. Me hubiera encantado amanecer con esa vista. La otra es la llegada a Cali, volando sobre los campos verdes de caña de azúcar.

Cali está mas abajo que Medellín (1000 m.s.n.m. versus 1500 m.s.n.m.) por lo que es más cálida. También es más húmeda. El valle del Cauca a la altura de Medellín es bastante ancho y plano, así que la zona de la ciudad no es tan accidentada como en Medellín. Por la mañana estuvimos en la planta, viendo los proyectos de ahí y al mediodía fuimos a almorzar a Cali Viejo, una antigua hacienda, tipo casco de estancia, de estilo colonial convertida en un restaurante precioso. La vista de la jungla desde el alero donde comimos es hermosa y da ganas de terminar de almorzar y tirarse en una hamaca a dormir la siesta. El plato que pedí fue un tamal, que es carne de cerdo y una especie de pasta a base de maíz y especias, todo puesto dentro de una hoja de plátano en forma de barco que lo contiene. Para tomar pedí jugo de lulo, que es una fruta que parece maracuyá pero tiene sabor a kiwi.

De la ciudad de Cali sólo pudimos ver un poco durante el trayecto de ida y vuelta al restaurante, ya que había que cruzarla de punta a punta para llegar. Puede ser debido a que no pasamos por las áreas más lindas, pero me pareció que la edificación de Cali, en general de estilo colonial, no era tan moderna o del mismo nivel que Medellín. Debido a que hace más calor, Cali también tiene un toque algo más tropical.

Del restaurante volvimos directo al aeropuerto y de ahí a Medellín en un vuelo sin nada remarcable. Bastante cansados, bajamos con Mike a tomar alo y discutir de trabajo, aprovechando para picotear una salchipapas (papas fritas con algunos trocitos de salchicha) y picada, que acá significa un plato con carne, pollo, salchichas y chorizo, todo grillado y en trozos pequeños, mas tomate, cebollín y aceitunas.

En fin, el sueño ya me está venciendo. Nos vemos mañana.

martes, 5 de agosto de 2008

Medellín, Colombia - Día 1

El día empezó mal, aunque para entenderlo quizás convenga comenzar explicando como se originó este viaje. A mediados de la semana del 14/7 Mike me pidió que lo acompañara a Colombia en reemplazo de Luis Eugenio, dado que Mike sin un buen traductor temía terminar de rehén de las FARC. Así las cosas, comenzamos a averiguar vuelos y a ver fechas con los Colombianos. El tema es que Colombia es un joint venture donde la empresa posee sólo el 50%, por lo que todo con ellos es más complicado.

El 21/7 hago una reserva tentativa de acuerdo a los que planeamos con Mike, pero los Colombianos no confirmaban. El viernes 25, con la reserva que se me caía el lunes, les pido que por favor confirmen. Lo hacen a las 20 horas de Argentina, después de que tanto Mike como yo nos volviesemos a casa. Así las cosas, el lunes me encuentro con la confirmación y, aún dentro de la fecha de reserva, intento pagar el pasaje. Hay un error en la confirmación del pago y la reserva se cae. Ahí comienza la novela.

Llamé a LAN donde me atendieron y me tomaron el pago telefónicamente, indicándome que en 48 horas recibiría la confirmación de la compra, pero la misma no llegó. Llamé en varias oportunidades y siempre me repitieron lo mismo: que la reserva estaba en proceso y que me quedara tranquilo. Hasta me mandaron un mail diciendo eso y otro para quew hiciera el check-in online, cosa que no pude hacer por no estar aún confirmada la reserva. El sábado, bastante intranquilo, llamé de nuevo y les pedí que me dijeran si el problema era que yo estaba en lista de espera, ya que de ser así veía que otras opciones tenía. La chica que me atendía me insistiói en que el lunes no iba a tener problemas en abordar mi vuelo.

Por supuesto, el lunes llegué al aeropuerto y no pude abordar, ya que no tenía ni pasaje ni reserva la cual, me informaron orondamente, se había caido por falta de pago, como si la culpa fuera toda mía. Hay que reconocer que sin embargo las empleadas se desinflaron bastante cuando les mostré los correos impresos y verificaron la historia de todo en su sistema. Así y todo la chilena del call center no me mentió, no tenía ningún problema en abordar mi vuelo del lunes, la vuelta el viernes era el problema. Así las cosas, me ofrecieron una asiento para la vuelta el domingo, el cual tuve que aceptar ya que la alternativa era no viajar. De todas formas, pedí el libro de quejas y asenté lo ocurrido. Prometieron tratar de conseguirme otro vuelo, veremos que pasa.

El vuelo de Buenos Aires a Lima fue tranquilo, con apenas un poco de turbulencia al final. El despegue de Buenos Aires fue en medio de un sandwich de nubes, ya que había una cobertura de nubes bajas y otra de nubes altas, por lo que por un rato volamos con nubes arriba y abajo. Hablando de sandwiches, me había pedido un tostado en el aeropuerto y me dieron otro en el vuelo, los primeros de una sucesión de sandwiches que me acompañarían a lo largo del día. Las nubes se terminaron cerca de Rosario, a la que pude ver desde arriba. También desde arriba vi la Puna y el desierto de Atacama, que tiene zonas con dunas y todo, todo marrón y seco.

De Lima no vi nada ya estaba cubierta por un banco de nubes. El aeropuerto de Lima, que en realidad queda en Callao, es bastante bonito y según Gonzalo barato, por lo que aproveché para comprarme algo. También comí otro sandwich y aprendí que en Perú al pan de miga, aunque más grueso, le dicen pan Pullman. Acompañé el sandwich con una Inka Kola, una gaseosa verde fluo que parece bebida energizante y tiene sabor parecido al chicle de tutti fruti.

El vuelo siguiente a Medellín fue bastante particular en el hecho que tenía una parada tipo "lechera" en Quito. En ambos tamos n os sirvieron un sandwich. La entrada a Quito hay que reconocer que te quita el aliento, ya que para entrar al aeropuerto el avión tiene que hacer varios giros cerrados entre las montañas (que no están tan cerca, pero eso es justamente por los giros). Definitivamente no apto para miedosos al vuelo. El valle donde está Quito es muy bonito aunque la ciudad no tanto. El aeropuero era chiquito, mas chico que el de Mar del Plata y ni siquiera nos bajamos del avión. La gente de limpieza limpió con nosotros adentro y hasta vi un perro que se quiso colar. La mayoría de la gente se bajó allí, subieron otros y nos fuimos a Medellín.

La entrada a Medellín fue aún mas linda, llena de colinas y montañas verdes salpicadas de pueblitos allí donde había un llano, con algunos de ellos que parecía iban a desbarrancarse de un precipicio. Ya cerca del aeropuerto abundaban los invernaderos donde se cultivan flores, principalmente claveles y hortensias. Tal como en Lima y en Quito, el aeropuerto de Medellín oficia al mismos tiempo de base militar. La diferencia es que mientras que los primeros dan todo el aspecto de película de Woody Allen, el último, con sus misiles tierra aire alrededor y sus helicópteros Blackhawk parece decir "con estos no se jode". El edificio del aeropuerto era viejo, marrón, oscuro y deprimente. Parecía desentonar con el verde alrededor.

A la salida me esperaban Mike y los colombianos para llevarme a Medellín. El viaje es bastante largo ya que el aeropuerto está bastante alejado y en el interín bajamos de los 1700 metros del aeropuerto a los 1500 de Medellín. La ciudad de Medellín hay que reconocer que es muy linda, llena de verde y edificios modernos y elegantes. Dado que hay poco terreno plano en Medellín, es natural que donde lo hay se construyan edificios para aprovecharlo mejor.

Nos trajeron al hotel, el Four Points by Sheraton de Medellín, un hotel de lo mas lindo, me pegué un baño y salimos a cenar a un bar llamado "Al Rojo" en la Zona Rosa de Medellín, una zona llena de bares y restaurantes. El lugar lindo, apropiado para comer casi al aire libre. Dado que el clima de Medellín es parejo y agradable todo el año, no hace falta demasiado en cuestión de paredes y casi ningún bar las tiene, solo un techo por si llueve. Comimos unos hongos gratinados muy ricos y una picada de jamón y queso que no decía mucho ya que el queso era queso de máquina común y corriente cortado en cubos y el jamón parecía más bien mortadela por los globos de grasa que tenía. Para tomar me pidieron que les recomendara un vino argentino, así que un reserva cabernet sauvignon de Navarro Correas cumplió la tarea.

Terminada la cena, volvimos al hotel y eso fue todo por hoy. Mañana veré si consigo cambiar el pasaje por algo más en fecha, ya que veo que los vuelos del viernes ahora figuran abiertos a reserva. Será hasta mañana entonces.