martes, 22 de julio de 2008

Paren de robar con el sushi!

Sensu Abasto Shopping

6 rolls (2 de salmón, 2 de vegetales y 2 california, que son de palta y kanikama) más bebida: $33,00

Kita Sushi Bar (en el Novotel Center Norte, São Paulo)

13 rolls (2 de salmón, 2 de atún crudo, 2 de camarón, 2 california, 2 vegetales y no me acuerdo el resto) más bebida: R$ 31.50, unos $56,70

Olvidemos que Sensu queda en el patio de comidas de un shopping, que no cuenta con mesas propias ni una pantalla plana gigante pasando videos de música brasileña relajante ("Um barzinho e um violão", por ejemplo. Concentremonos simplemente en el hecho que, a pesar de la supuesta diferencia cambiaria a nuestro favor, en Brasil el sushi que te ofrecen es más barato y de mejor calidad que el que te venden acá.

Señores, dejen de robar con el sushi! El sushi no es más que arroz envolviendo, con suerte, algo de pescado. De ninguna manera seis míseros rolls pueden salir lu mismo que, digamos, un buen plato de arroz con calamares en Plaza Mayor.

He dicho.

sábado, 19 de julio de 2008

São Paulo, Brasil - Día 4

El viaje llegó a su fin.

Con la valija sensiblemente más llena, me despedí del hotel y fuí para la planta de Bonsucesso, donde la agenda del día era entrevistar candidatos para el puesto de ingeniero de procesos en Brasil. La idea era que Liliane, la jefa de Recursos Humanos, los entrevistase primero, después yo y por último Fraga, el gerente de la planta.

De los tres candidatos que vimos (una canceló) la verdad es que no nos convenció ninguno. La primera parecía tener la actitud adecuada pero carecía de la experiencia que buscábamos. Dado que se suponía que era una ingeniera "senior" y por lo tanto con un sueldo mayor, no parecía tener sentido pagarle lo que pretendía si uno no iba a recibir la experiencia a cambio e iba a tener que formarla casi de cero como si fuese recién egresada.

El segundo fue todo un caso. 25 años, evidentemente capaz e inteligente pero tan ambicioso que ya te chocaba. Como Fraga dijo, ese no viene por el puesto que ofrecemos, viene por el puesto tuyo o mío. Entre los gruesos errores que tuvo fue decirme que 8 años es demasiado tiempo para quedarse en una empresa (yo llevo 12 y Fraga otros tantos) o decirle a Fraga que el se veía de aquí a tres años como gerente de planta (el puesto de Fraga, justamente). Según sus propias palabras, el se veía gerente general de una empresa en 15 a 20 años, con lo cual de nosotros para arriba no se salvaba nadie. Mas que serrucho, motosierra. Mi recomendación fue de tomarlo y de aquí a tres meses, cuando fuera obvio que no encajaba en la empresa, darle de baja para enseñarle una lección de humildad.

El tercero fue otro caso. El tipo estaba tan nervioso hablando en inglés (comencé todas mis entrevistas en inglés para confirmar el nivel de idioma) que hasta temblaba. Tuve que volver al portugués para que se calme. En la entrevista conmigo estuvo bien, más allá de que obviamente no tenía el inglés requerido, pero Liliane tuvo que sacarle las cosas con tirabuzón y con Fraga naufragó del todo. En un momento se puso nervioso y empezó a toser, por lo que Fraga le ofreció agua. El tipo se excusó diciendo que estaba así por culpa de la lluvia, que le hacía mal. Según Fraga hace tres meses que no llueve. Yo no se si será para tanto, pero seguro que no llovió esta semana.

Por la tarde, ya luego de las entrevistas, Mike me comentó que Jim, basado en mi reporte, había aprobado el proyecto que yo vine a ver acá. La verdad que fue lo que me temía que iba a pasar. El costo final que yo presupuesté, de acuerdo a la información que tenía a mano, fue inclusive mayor del que Luis tenía presupuestado. La diferencia que en mi informe los valores estaban justificados mucho más claramente. El problema es que casi seguro Luis va entender la aprobación dada ahora como una falta de confianza hacia él. En fin, esperemos que en su próxima visita a Buenos Aires podamos limar las asperezas que seguramente se van a generar en cuanto se entere.

En fin, terminada mi tarea me encaminé al aeropuerto de São Paulo que, fiel a su costumbre, era un caos. La fila en el mostrador de TAM (otra vez el vuelo de LAN era de TAM en realidad) para hacer el check-in fue sorprendentemente corta pero las colas no se acaban ahí. Hay una cola para ingresar al área de embarque, otra para pasar los chequeos de equipaje acompañado y todavía otra para pasar Inmigración. Cuando uno se quiere acordar, te pasaste una hora haciendo fila. De ahí pasé al área de embarque (que debe tener el free-shop más chico que conozco y ciertamente no al nivel que una ciudad como São Paulo) a esperar el vuelo.

Ya frente a la puerta de embarque me entretuve con las correrías de unos nenes de unos dos años que andaban dando vueltas por ahí. Eran un nene y una nena que creo que eran primos y españoles y otra nena brasilera. Corrían, hacían lío y querían meterse por la puertas de embarque. Me encantaba la actitud del nene, que la madre le decía que no se vaya y ni bola, se escapaba, pero no llegaba muy lejos. En seguida se paraba y miraba para atrás, a ver si la madre venía a buscarlo. Una ternura.

El vuelo estuvo bien, a las 0:50 aterrizamos y a la 1:30 ya estaba camino a casa. Un robo el remís, que lo aumentaron de $90 a $120 en el último mes y medio. La verdad que por ese precio me conviene más reservar en la remisería del laburo, que me cobra $80 más la espera. Para colmo, mucho "VIP Car" pero el coche ero una Kangoo vieja que tenía rajado el parabrisas y ni siquiera contaba con el pase automático de las autopistas.

En fin, ya estoy de nuevo en casa. Nos vemos en el próximo viaje.

jueves, 17 de julio de 2008

São Paulo, Brasil - Día 3

Ojo con Cobos!

Clima extraño el de São Paulo, al menos para nosotros. La ciudad parece siempre amanecer en medio de una nube, que solo se despeja con el correr del día. São Paulo también me regaló hoy mi primer padecimiento del tráfico paulista, ya que un camión que se quedó en la autopista generó un embotellamiento que me hizo llegar media hora tarde. No mucho para los estándares paulistas, pero hay que tener en cuanta que yo viajo en sentido opuesto al tráfico. En un día normal São Paulo llega a tener hasta 230 Km de embotellamientos.

Ni bien llegué al trabajo y encendí la computadora me encontré con un correo de Vane diciendo que un mosquito la había despertado a la madrugada y que, debido a eso, había prendido la tele y visto en directo el voto de Cobos. Ella quedó muy emocionada y se ve que Tomy también porque pateaba a lo loco. Yo no lo podía creer y debo admitir que me pasé cuanto rato libre tuve en el día pizpeando los diarios. Nunca hubiera creído algo así posible. La verdad que quedé emocionado y, de algún modo, orgulloso de nuestra sociedad. La cantidad de gente que se manifestó, que sigió los debates por los canales de cable, la foto de la gente del campo viendo la transmisión del debate por Canal Rural. Es increíble.

Pr lo demás el día fue en principio bastante tranquilo. La nota la dio la conversación del almuerzo, ya que fuimos a comer al shopping Bonsucesso, muy cerca de la fábrica, acompañados par algunas chicas de administración con las que Luis suele almorzar. El shopping en si casi ni vale la pena mencionarlo ya que era chico, tenía unos cuantos locales cerrado y los que tenía abiertos eran de medio pelo. Eso sí, debo reconocer que era arquitetónicamente más lindo que el shopping Center Norte.

Almorzamos en el patio de comidas, pidiendo la comida en un local de comida por kilo que se llamaba "O Caipira" que es como se le dice a la gente de campo del interior, en general personas simples y sin mucho refinamiento. La conversación en la mesa comenzó con una de las chicas, que es carioca, diciendo que en Rio de Janeiro hay 17 mujeres por cada hombre. No se de donde pudo sacar ella semejante diferencia, ya que yo estuve por allá y no la vi, por lo que le pregunté que era lo que había pasado con los hombres cariocas, si era que se habían vuelto todos gay. A partir de ahí la conversación se volvió enseguida muy graciosa mientras discutimos todas las actividades (depilarse, usar cremas, pasar más tiempo que una mujer en el baño, etc.) que indicaban que un hombre era gay, así no lo tuviese asumido.

La tarde se me hizo larga ya que la idea era ir con Luis y Fraga a cenar y no salimos de la fábrica hasta las 18:30. El lugar elegido para cenar fue la Pizzaria Valpolicella, una pizzería tradicional de Vila Guilherme, en la zona norte de São Paulo cerca del hotel, que queda en el barrio de Santana. Siguendo las instrucciones de Fraga, que es de la zona, pdeimos una "meia e meia" de Biaggio (salchicha calabresa y muzzarela) y Aos Quatro Queijos (Muzzarela, provolone, gorgonzola y catupiry, un queso que parece una crema, muy suave y rico) y otra "meia e meia" de Dumont Villares (atún y panceta ?!) y Portuguesa (jamón, cebolla y huevo). La masa de las pizzas era muy fina pero no muy crocante, lo cual Fraga reclamó, mas las coberturas estaban más que buenas.

Durante la cena charlamos de trabajo, del conflicto del campo en la Argentina y del gobierno de de Lula y luego Fraga me trajo al hotel, con lo que di el día por finalizado. Mañana es mi último día en São Paulo y los planes son entrevistar candidatos para el puesto de ingeniero de procesos en Brasil. Mi vuelo sale a la noche y llega de madrugada a la Argentina, donde Vane y Tomy me están esperando, así que esta es seguramente mi última entrada desde acá. Nos vemos al regreso.

Nota al pie: a pedido de Lore, les paso un mapa con la ubicación del hotel y otros lugares que visité.

miércoles, 16 de julio de 2008

São Paulo, Brasil - Día 2

Finalmente progreso!

El día empezó temprano. A las 6:30 me levante, me pegué un baño y bajé a desayunar. Café (bueno, gracias a Dios), jugo de mora, fiambre y queso mediante a las 7:20 salí rumbo a la fábrica. En el camino en remisero me comentó sobre la gran cantidad de prisiones que hay en São Paulo, por varias de las cuales pasamos frente en nuestro recorrido. Sin ir más lejos Carandirú, una de las prisiones más famosas de Brasil ya fuera de servicio, queda a pocas cuadras del hotel.Como siempre, converso bastante con los remiseros para conocer un poco de la cultura y este en particular es dado para la charla. Aunque hablamos en portugués, él habla español producto de un año y medio vividos en Barcelona.

Llegué a la fabrica a las 8:00 y, luego de algo de demora, la reunión que debió haber sido ayer finalmente se realizó y pude avanzar con lo que vine a hacer, aunque quedaron todavía algunos cabos sueltos para mañana. Al mediodía salimos a la ruta para ir a almorzar a Fazenda Vale Verde, un restaurante de estilo colonial especializado en comida mineira y caipira. Lo particular del lugar era que el salón comedor era como una especie de patio techado con paja, que daba hacia lo que ellos llaman "o mato", una especie de bosque tupido. El sistema era tipo tenedor libre, así que probé un poco de feijoada, charqui (carne seca) asado y picaña asada, acompañado de ensaladas varias. De postre, compota de banana, un poco de dulce de leche (que es mucho más liquido y claro que el nuestro) y un dulce que no se bien que era, pero por el color amarillo aparentaba ser de huevo.

A la tarde fui a conocer la planta de Cumbica, que es bastante chica ya que no tiene casi producción propia, y de ahí para el hotel, donde continué trabajando casi otra hora atendiendo consultas de México, ya que el proyecto de allá se está moviendo y debido a que no paré en todo el día no había podido contestarles. Finalizado eso me tomé el transfer del hotel para el shopping Center Norte, ya que aunque el shopping queda al lado del hotel me recomendar tomar el transfer ya que es más seguro.

El shopping es bastante grande aunque no particularmente bonito. Los pasillos son algo enrevesados y la arquitectura es más bien propia de un supermercado: una gran caja con techo de chapa, sin ningún detalle decorativo que lo disimule. El target del shopping era bien clase media, tipo Alto Palermo o shopping chico de barrio. Los precios son en general caros en la comparación salvo los zapatos, que aproveché y compré. El shopping tiene un anexo enfrente, accesible a través de un puente peatonal, que está dedicado a la decoración, al estilo del Buenos Aires design pero obviamente apuntado a un público de menor poder adquisitivo. Concluidas las compras me tomé el trasfer de nuevo al hotel y luego de dejar las bolsas bajé a cenar. El plato elegido fue pacú (un pez de río) grillado, que venía acompañado del infaltable timbal de arroz y brócoli al vapor. Bastante rico, aunque nada del otro mundo.

Eso fue todo por hoy. Veremos que nos depara mañana.

martes, 15 de julio de 2008

São Paulo, Brasil - Día 1

Es extraño esto de empezar el día antes que el anterior termine.

El día de ayer resultó más agitado de lo previsto. El plan original era salir temprano del trabajo y dormir una larga siesta, con miras a estar fresco para encarar el madrugón de hoy, ya que el remís me pasaba a buscar por casa a las 2:00 (AM, obvio, o no es madrugón). Por supuesto, ningún plan sobrevive al contacto con la realidad y este no sería la excepción. El domingo por la tarde nació Guadalupe, la hija de Lorena (la esposa de Maxi, cualquier similitud con mi cuñada es pura coincidencia). Originalmente tenían prevista una cesárea para el miércoles pero la criatura se ve que estaba apurada por nacer, ya que apenas si llegó a la semana 36. En fin, fue parto natural nomás y la gorda nació chiquitita pero por suerte bien. Los padres, re-contentos. El hermanito, no tanto. El adelantamiento nos permitió ir a visitarla al hospital, cosa que yo no hubiera podido hacer de otro modo. Una vez vueltos a casa, fue entonces sí turno de la siesta. Mi idea era que durara hasta la 1:00, pero lamentablemente el bagre empezó a picar insistentemente y para las 22:45 me había despertado, lo cual redujo mis horas de sueño a unas cuatro y media. Excelente para una siesta, pero un poco corto para tirar todo el día.

El viaje comenzó de una manera poética, yendo por una Richieri casi desierta, con la niebla agazapada en las banquinas pero sin decidirse a entrar en la autopista y “El final es donde partí” de La Renga sonando en el estéreo del remís. La poesía se terminó obviamente al llegar a Ezeiza, donde al llegar veo los mostradores de LAN desiertos y ninguna indicación sobre mi vuelo. Menos mal que yo sospechaba, por haber consultado los vuelos de ambas aerolíneas, que mi vuelo era en realidad uno de TAM y me encaminé hacia allí, ya que información no había ninguna. Hecho el check-in y aduana me dirigí a la cafetería a desayunar. Debo rescatar la buena onda de la chica que me atendió, que lo hizo de la mejor manera a pesar de que, me di cuenta luego, caí justo cuando estaba cenando (o desayunando, vaya uno a saber). De allí me dirigí a esperar para abordar el vuelo, junto con un grupo diverso de argentinos y brasileros que incluía tanto viajeros de negocios con laptops como familias con nenes chicos y, por supuesto, el infaltable cura viajero.

Una vez me tocó ventanilla en el vuelo y no hubo posibilidad de cambio, aunque dado que el viaje era corto no me hice drama. Por lo menos la ventanilla me regaló tres vistas espectaculares. La primera fue dejar atrás Buenos Aires en dirección al río y ver como las luces de la ciudad avanzan como si quisieran comérselo. La segunda fue apenas antes del amanecer, volando sobre el mar apenas fuera de la costa Brasilera. Mirando hacia el oeste se notaba como el cielo de acuerdo a los colores del arco iris, desde un rojo amarillento arriba hacia el violeta abajo, con el mar teñido de añil en lo que parecía una postal de otro mundo. Finalmente, la tercera fue al llegar a São Paulo, con las nubes colgando de los montes que separan la ciudad del mar, como si los montes fueran el borde de una enorme bañera llena hasta el tope de nubes.

São Paulo me recibió con la misma niebla con la que Buenos Aires me había despedido y con algo de fresco. El pase por migraciones y aduana fue muy rápido y a los veinte minutos de aterrizar ya estaba afuera. Un remisero me esperaba con un cartelito con mi nombre para llevarme a la planta de Bonsucesso, Guarulhos, São Paulo. El día laboral no fue todo lo productivo que debió haber sido, en parte porque el cansancio me empezó a pesar pero principalmente porque una de las dos personas que vine a ver ni apareció: llegó tarde, se fue temprano y se pasó el poco tiempo que estuvo reunido. En fin, al menos pude organizar lo que voy a necesitar, pero se perdió medio día. La planta que visité es bastante linda, particularmente por el espacio verde que tiene, pero algo descuidada. Almorcé ahí algo simple: ensalada, arroz con feijoas, algo de papa, un muslito de pollo. Lo que odié fue el café. Es realmente horrible.

A las 17:00, justo antes de que empiece la hora pico, el remís volvió para llevarme al hotel. El viaje duró cerca de una hora debido a que hay tramos de la autopista que están siempre cargados de tráfico, más otra media hora dando vueltas buscando el hotel, ya que no encontrábamos la dirección. No puedo echarle la culpa al remisero, la verdad es que siguiendo la numeración de la avenida como corresponde al hotel no se lo veía. Demás está decir que el sueño, que me tenía cabeceando cerca del final del viaje, se me fue de una.

Así fue como a las 18:30 finalmente estaba en mi habitación del Novotel Center Norte, ubicado casi sobre el límite norte de São Paulo y a una cuadra de un shopping. El hotel es muy moderno en su decoración y cuenta con un par de detalles que me llamaron la atención, tal como el escritorio de granito negro que parece una mesada de cocina o el duchador que hay al lado del inodoro y que supongo cumple la función de bidet. Desensillé, dormí un poco, bajé temprano a cenar sushi en uno de los restaurantes del hotel y me dediqué luego a chatera con Vane un rato, con lo que dí el día por concluido. Veremos que trae mañana.