miércoles, 22 de octubre de 2008

México D.F. - Día 9

¡Hasta la vista México!

Como corresponde al último día de cualquier viaje, hoy fue el turno de las reuniones de cierre. Los resultados creo fueron positivos, así que veremos si de ahora en más podemos seguir adelante con el proyecto. En cuanto al día en sí, mayormente trabajo y nada demasiado notable. Una cosa que si me llamó la atención es que debido a que se viene el Día de Muertos, en la cartelera de recepción de la empresa los empleados habían pegado unas coplas fúnebres, entre las cuales la empresa iba a seleccionar un ganador. Supongo que será una costumbre común y aceptada, pero en las coplas iban matando a diestra y sinestra a jefes y compañeros de trabajo. Incluso había una donde había una imagen de una lápida que decía "Sun Chemical" lo cual dada la situación actual de la economía no me pareció gracioso.

El Día de Muertos se mezcla un poco con Halloween en cuanto a la celebración, por lo que imágenes típicas mexicanas como "la Catrina" se mezclan con brujas y calabazas estadounidenses. Las casas se decoran, los bares y restaurantes organizan fiestas temáticas, se venden disfraces y parafernalia en profusión y hasta los coches aparecen con tridentes en la antena de radio o cuernitos diabólicos a los costados.

En cuanto a la comida, nada memorable. El almuerzo fue una ensalada en Vips, una cadena de restaurantes de Wal-Mart. Pepino, lechuga, champiñón, pollo y queso. Rica, pero no me la pude terminar. De cena, fui a J. J. Charlie's, un pub / restaurant de los mismos dueños de Señor Frog's, donde me pedí unos nachos con idea de que fueran la entrada y me trajeron un platazo de nachos con queso, frijoles refritos y fajitas de carne y pollo, de modo que suspendí el ´plato principal y me dediqué a los nachos, que no pude terminar tampoco.

En fin, eso es todo. Mañana a las 5:00 me pasan a buscar para ir al aeropuerto así que mejor me voy a dormir. Nos vemos a la vuelta.

México D.F. - Día 8

Hoy fue otro día tranquilo y sin demasiadas novedades. El viaje de ida al trabajo estuvo alargado por un remisero inexperto que se le ocurrió tomar derechito por el por el Periférico, que es el camino más corto, si, pero tan embotellado como la General Paz en hora pico, de la cual después de todo es algo así como el equivalente. Para colmo, la policía estaba realizando operativos para detener autos sospechosos, leasé autos cuya calidad no se condecía con el color de sus choferes. Un tanto racista el método y un tanto peligroso, ya que si pescaban a un narco armado nada garantiza que no decida irse de este mundo a los balazos, lo cual sin duda podría derivar en una tragedia.

Cuando llegamos el pobre muchacho se deshacía en disculpas. Era su primer día de trabajo como chofer de remises del hotel y yo fui su primer pasajero. Evidentemente no tenía muy en claro las rutas alternativas (de hecho yo tuve que sugerirle una para la próxima) y para colmo se pasó de la salida que correspondía, con lo cual tuvimos que comernos un tiempo adicional de embotellamiento. Por lo menos el auto era de buena calidad y la seleción de temas que puso en el DVD (si, el auto tenía un DVD en vez del típico autostereo) estaba buena y era relajante.

El día transcurrió sin inconvenientes y dado que yo aun estaba antojado de carne nos fuimos con Armando y Giovanna a Volver, el mismo restaurante argentino al que fui en mi último viaje. Como buenos caballeros la dejamos a Giovanna elegir, así que almorzamos una entrada de chorizo y molleja, y de plato principal picanha. Si, ya se que es un corte brasilero, de hecho Giovanna conocía la picanha por su viaje a Brasil, pero si un restaurante argentino me ofrecieron un vino chileno, no me extrañó tanto comer un corte brasilero en otro. En todo caso estaba hecha a la parrilla, no al espeto como hubiera sido el verdadero "jeito brasileiro". Eso si, la cocción parecía mas bien estilo yanqui: bien cocida (aunque no quemada) por fuera y roja mugiente por dentro. Lo que se diría un tanto arrebatada si no fuera porque creo que era a propósito al gusto local. El vino esta vez fue un malbec Los Alamos, argentino.

Después de haber saciado mi síndrome de abstinencia carnívora me encontré con poca hambre para la cena por lo que luego de las llamadas a casa me crucé al supermercado y me compré una ensalada de lechuga (mucha), pollo, jamón, queso y huevo, y dos cuernitos (medialunas) rellenos de jamón y queso.

Eso es todo por hoy, mañana es mi último día en tierras aztecas y, si dios quiere, el jueves a la noche estaré de vuelta en casa.

martes, 21 de octubre de 2008

México D.F. - Día 7

De vuelta al trabajo, sin mucho que contar ya que fue un día mayormente tranquilo, aunque la fabricación de barniz de hoy se demoró y me fui bastante tarde.

Como cuestión saliente, hoy Giovanna me llevó a almorzar a un bodegón en las inmediaciones de la planta donde ella suele almorzar y que prepara comida estilo casero. Por $50 mexicanos (unos $12.50 nuestros) el servicio incluía una sopa crema de zapallo, arroz blanco con algunas verduras y un huevo frito a caballo (huevo estrellado, según la definición local) y un plato con carne, que en mi caso fue un churrasquito y champiñones guisados en una salsa roja de vaya a saber que. De beber, limonada en jarra. La sopa estaba aguada y la carne un tanto dura, así que sin duda lo mejor fue el arroz. La verdad que para comida casera, prefiero la nuestra. En el bodegón la gente se sentaba en las mesas en cualquier silla que hubiera vacía, así que terminabas compartiendo la mesa con quien te tocara en suerte. El local no parecía tener baño, sólo una pileta para lavarse las manos ubicada sobre uno de los costados del salón. En fín, interesante para conocer aunque dudo que repita. Por supuesto, por respeto me abstuve de hacer comentarios.

Por la noche, ya a la hora de la cena y con ganas de carne, me fuí a la pariilla Centro Argentino en "Mundo E". La parilla, bien decorada con motivos gauchescos y algo de tango y con música relajante de fondo, parecía prometedora pero los precios me espantaron. $400 mexicanos (unos $100 nuestros) por un pedazo de vacío es excesivo hasta en Cabaña Las Lilas. Además, no tenían asado, que era lo que quería, por lo que me decidí por un lomo atún a la parrilla y de entrada, sólo por curiosidad, morcilla. También pedí una copa de vino y el que me ofrecieron fue un Valdivieso merlot chileno, cosa que me pareció extraña de una parrilla supuestamente argentina.

La morcilla mexicana es algo distinta de la nuestra. Para empezar es sólida, no chorrea el relleno como la hecha en la Argentina. Probablemete esto se dea a que usan más miga de pan en su confección, ya que le sentí menos gusto al relleno. Además, pareciera que le agregan pimentón, ya que se le notaba un dejo colorado tipo chorizo español. El atún estaba desabrido y la verdad me arrepentí de habrelo pedido. Estaba preparado a considerar la cuenta de más de $400 mexicanos un verdadero robo cuando el mozo me trae la cuenta con un 50% de descuento por haber cenado después de las 20:00. El lugar sigue sin ser muy recomendable pero al menos no me sentí estafado.

Eso es todo por hoy. Mañana la seguimos.

lunes, 20 de octubre de 2008

México D.F. - Día 6

¡Felíz día mamás!

Empecé el día tarde con toda la idea de poder conectarme con el asado del Día de la Madre que estaban haciendo en casa de mi mamá, pero lamentablemente Gonzalo no pudo conectar al red inalámbrica y sólo pude conectarme a través de la PC del escritorio lo cual no fue lo mismo, aunque al menos pude verla a Vane que era lo más importante. Cuando vinieron a hacer la habitación me di cuanta que ya era hora de salir, así que le pedí a la mucama que volviera en media hora, terminé de hablar con casa y me fui a almorzar. Hoy había buffet de mariscos así que le entré a las ostras (no me gustaron), los camarones, el sushi y las cazuelas de cayos y de pulpo salí. También había paella pero decidí dejarla para otra ocasión.

Una vez almorzado me tomé el colectivo y me fuí al bosque de Chapultepec. Los colectivos mexicanos (o debería decir chilangos, que es el nativo de D.F.) son de lo más extraños, ya que varían enormemente en tamaño (los hay desde el tamaño de los nuestros chicos hasta furgonetas VW) y están todos pintados igual, o al menos muy parecido: todos blancos, blancos y verde abajo, blancos y cuadriculado rojo abajo, etc. Lo mismo pasa con los colores de los taxis, dicho sea de paso. Si bien los colectivos tienen "rutas, en muchos casos la misma no está claramente visible y la gente se guía por los carteles que tienen en el parabrisas. Los colectivos en su mayoría están destartalados (los nuestros son nuevos en comparación), No tienen espacio para las piernas en los asintos y no dan boleto, así que desconozco como controlarán la recaudación.

Luego de un viaje no muy largo me bajé frente al Auditorio Nacional. Mi idea original era ir al Museo de Antropología, pero al final preferí no pasarme el día encerrado y me dediqué a recorrer el Bosque de Chapultepec, el cual es el equivalente chilango a nuestros Bosques de Palermo, con lago y todo. El parque estaba lleno, con muchas familias pasando el día, aunquue si te alejabas de las zonas más concurridas el paisaje pasaba a estar poblado de parejitas haciéndose arrumacos. En el bosque se encuentra el Cerro de Chapultepec (Chapultepec significa cerro del grillo), donde está el antiguo palacio del emperador Maximiliano, hoy museo de Historia Nacional. Subí al cerro y recorrí un poco, no tanto por conocer, ya que ya había venido en el 2003, sino por admirar la vista desde el cerro.

Bajado del cerro me tomé el colectivo de vuelta y al llegar me encontré que no habían hecho la habitación. Reclamé y me fuí a cenar de nuevo al shopping, esta vez al "Modern Art Café", un café restaurante completamente decorado con obras de arte a la venta. El menú consisitió en un queso Goya (queso fundido con chistorra, una especie de chorizo) que venía para hacer tacos y una ensalada Wharhol, que era de lechuga, pollo y unas semillas.

Eso es todo por hoy. Mañana, de vuelta al yugo.

domingo, 19 de octubre de 2008

México D.F. - Día 5



Hoy visité la Basílica de Santa María de Guadalupe.


View Larger Map

La basílica, ubicada al pie del cerro Tepeyac, es verdaderamente digna y emocionante de recorrer. El complejo cuenta con la basílica nueva, la antigua basílica, una iglesia de las monjas capuchinas, la parroquia de indios, la capilla del pocito y la del cerrito (vean acá los detalles).

Empecé el recorrido por la basílica nueva, ubicada a la izquierda de la plaza principal, donde estaban celebrando misa. Las misas son practicamente en continuado y la basílica está siempre llena. Para poder dar la comunión a tanta gente (debía haber más de 5000 personas) tienen personas con carteles numerados hacia los que los sacristanes se dirigen para llevar las hostias. Yo me había parado detrás de la señora que tenía uno de los carteles y me ofrecí a sostenerlo por ella ya que la vi un poco cansada, así que me quedé ahí parado sosteniendo un número 9 mientras la gente hacía cola delante mío para comulgar.

Después de la misa me puse a recorrer la basílica que, además del altar principal, tiene dos capillas detras y a los costados del mismo dedicadas a San José y a la Resurrección. Esta última tiene un fresco hermoso que ilustra la misma. Entre ambas capillas se encuentra el acceso para poder ver el manto de la Virgen de Guadalupe. El mismo está expuesto en el altar, pero un pasillo sin techo detrás del mismo permite verlo desde abajo. El pasillo tiene unas cintas transportadoras que se aseguran que la gente no se quede parada ahí e impida a otros acercarse.

Detrás de la basílica nueva está el quemador de velas, donde se colocan las velas votivas. La cera sin consumir de dichas velas se recolecta y con ellas se fabrican los cirios que están en la basílica. A continuación del quemador se encuentra una pequeña pequeña plaza, donde se encuentra el baptisterio. El mismo no se puede recorrer ya que el acceso es sólo para aquellos que concurren a los bautismos. También allí está el museo, que no recorrí, y las escalinatas de acceso al cerro Tepeyac, donde está la capilla del cerrito.

La capilla del cerrito tiene al costado el cementerio de Tepeyac, una especie de cementerio de la Recoleta mexicano. Lamentablemente, no está abierto al público. La capilla del cerrito tiene en su explanada una vista muy linda de la ciudad y, aunque simple por dentro, tiene a su entrada unos murales hermosos que detallan como la Virgen se le apareció al indio Juan Diego. No se si será a propósito o de casualidad, pero en las imágenes que lo representan, Juan Diego se parece mucho a Cantinflas. Se cree que la capilla está edificada en el sitio donde los Aztecas rendían culto a la diosa Tepeyac.

Bajando por la derecha del cerro se accede a los Jardines del Tepeyac, un hermoso conjunto de jardines y cascadas donde se encuentra "La Ofrenda" un conjunto escultórico que muestra a los indios realizando ofrendas a la virgen. El conjunto está enmarcado en dos cascadas que se unen en un remanso a los pies de la Virgen y representan las raices indias y españolas que se unieron para formar México. Tanto esl conjunto escultórico como algunas leyendas que habían en el parqiue me conmovieron mucho.

Saliendo de los jardines y rumbo a la plaza principal se encuentra la capilla del pocito, ubicada sobre un manantial que surgió cuando la comitiva de sacerdotes iba siguiendo a Juan Diego al lugar donde se le apareció la Virgen, y más allá la parroquia de indios, sitio de una de las apariciones de la Virgen y lugar donde quedaban las ermitas originales, cuyos restos pueden observarse en una excavación a la derecha del altar. Es la más antigua de las construcciones que aún sobreviven y la cuarta construída en honor a la Virgen.

De nuevo en la plaza principal está el carrillón, que en lugar de ubicarse como es normal en las torres de la basílica, dado que esta no las tiene se ubica en una construcción separada. El mismo contiene un reloj-calendario azteca, un reloj astronómico y uno de sol, además de las campanas. Más adelante está la iglesia de las monjas capuchinas, muy sencilla y de entrada lateral y a su lado la antigua basílica, que debido al hundimiento del terreno está toda descuajeringada y ahora se encuentra en reparación. de hecho, apenas si se pueden entrar en la misma y todas las esculturas que se podían mover, entre ellas una de San Judas Tadeo y otra de Juan Pablo II, fueron movidas cerca de la puerta, formando altares improvisados.

Terminado el recorrido me dio un poco de hambre, ya eran cerca de las 14:00, los lugares de la zona no me inspiraban confianza y no me daba el tiempo como para ir a otro lado, por lo que terminé en un Burger King. Después de almorzar me tomé el subte y me bajé en Polanco, una zona muy paqueta de la ciudad. Recorrí un rato la zona, entré en la sucursal tienda departamental Liverpool donde compré algo para Vane y luego en Sanborns donde me compré la Nintendo Wii que Vane me regaló. Por ultimo, tomé un café con helado en El Globo y me volví al hotel.

Al legar me encontré que la conexión de Internet seguia sin funcionar correctamente y la recepcionista se ofreció a llamar al servicio técnico. Decidí cenar primero (Sushi en el patio de comidas del shopping de al lado) y al volver me comuniqué con el servicio técnico. No me pudieron solucionar lo del Messenger pero el resto funciona y, Skype mediante, pude comunicarme con Mamá para felicitarla en su día.

México D.F. - Día 4

Hoy me almorcé un sodero!

Finalmente los resultados de la corrección de ayer fueron buenos y pudimos encaminar el barniz. También Chris nos confirmó que el origen de la metida de pata estaba en la fórmula que nos pasó, que no era muy clara que digamos, así que pudimos relajarnos. Ya nos queda sólo un barniz por probar, cosa que haremos el lunes, y luego repetiremos algunos para confirmar, pero el tema está más que encaminado.

Para almorzar me llevaron a Mérida, un bodegón típico de la zona. La comida, típicamente mexicana, consistía en un plato de sopa a elección, una variedad de platos principales que se podían repetir cuantas veces uno quisiera y un postre, todo incluido en el precio. La sopa que elegí fue de camarón seco, la cual hay que ser bien gallego para comer porque tiene un olor a pescado muy fuerte. De plato principal me pedí primero un chamorro, que resultó ser la antepata del cerdo, y luego un sodero, que no es ni más ni menos que nuestro querido matambre. En ambos casos la carne estaba cocida en salsa y era muy tierna. Se suponía que uno debía cortar la carne y hacer tacos con ella, pero yo la comí directo. El sodero no me gustó demasiado, lo prefiero a la parrilla como lo hacemos nosotros, pero el chamorro estaba buenísimo. Me quedé con las ganas de comer paella, que venía con cangrejo y unos camarones gigantes (bah, tamaño normal de camarón, los nuestros son una estafa) pero la verdad que hubiera sido gula. De postre me pedí un flan que venía montado sobre un cheese pie, pero no me gustó.

La tarde fue tranquila y a la vuelta paré en el shopping Plaza Satélite, el mismo de mi viaje pasado, ya que me dijeron que era mas barato que Mundo E. Recorrí un rato, compré ropita para Tomi, cené en Wings una ensalada campesina y me volví. La idea era poder videochatear con Vane pero me encontré, vaya a saber por que, que el Messenger no andaba. No sólo eso, sino que un montón de páginas no podían navegarse, como si el servidor las bloqueara. Lo peor eran que no daban error, sino que se quedaban permanentemente en espera. Por suerte no tenía problema en acceder a Gmail y, a través del chat pude hablar con Vane, porque de lo contrario mi mufa hubiera sido peor. Desde ya que no pude actualizar el blog.

Eso fue todo por el viernes. Lo de hoy sábado lo escribiré mañana a la mañana. Quiero hacerle justicia al recorrido por la Basílica de Guadalupe y ya es demasiado tarde para escribir mucho.

viernes, 17 de octubre de 2008

México D.F. - Día 3

Como no puede ser de otra forma, cuando uno cree que está todo bajo control las cosas empiezan a salir mal. Ya sin Chris, que se volvía hoy a primera hora, comenzamos a fabricar el tercer barniz. Todo marchó sobre ruedas hasta que después del almuerzo (ensalada y pizzas, las cuales estaban bastante sabrosas), cuando el barniz dio completamente fuera de parámetros al gelarlo. El resultado fue que me tuve que quedar hasta las 20:30 haciendo ensayos para ver como podíamos arreglarlo, lo cual desde luego no estaba en mis planes.

Ya en el hotel me decidí a ir al shopping de al lado, Mundo E, para cenar. Los negocios del shopping ya estaban cerrados así que no pude ver mucho, pero el shopping en si es muy lindo, con los pasillos decorados como si fueran las calles de una ciudad europea, con casas sobre los locales y el techo pintado como el cielo.

Para cenar me decidí por Beer Factory, un típico restobar al estilo de Locos x el Futbol pero con temática cervecera. Me pedí unos rolls primavera de salmón (salmón con queso filadelfia envuelto primero en una hoja de parra y luego en masa apenas frita) de entrada y un vacío estilo argentino (vacío a la parrilla con papas fritas y un pedacito de chistorra, lo que es como salchicha parrrillera) de plato principal. Las porciones eran chicas, lo cual me pareció bien, pero los precios grandes. La cena, incluída la bebida, me salió unos $100 de los nuestros, lo cual me resulta demasiado considerando que el lugar no es más que un restobar de cadena.

Eso es todo por hoy. A partir de mañana ya me quedaré solo porque Mike y Arnie se vuelven y pienso empezar temprano para no tener que quedarme hasta tarde. Veremos si lo que anduvo bien en laboratorio anda en fábrica y logramos arreglar el barniz.

jueves, 16 de octubre de 2008

México D.F. - Día 2

¡Feliz aniversario, amor!

Hoy empecé el día a las 7:05 debido a un llamado telefónico que cortó antes de que yo contestara. Ni idea de quien sería, pero le ahorró el trabajo al despertador de mi celular. El desayuno trajo nuevas confusiones de los mozos. El hotel, Four Points by Sheraton Perinorte, es de la misma cadena que el de Colombia y la calidad del servicio parece la misma: 4 puntos. La habitación está bien amoblada aunque la puerta del baño es engañosa, ya que parece el armario. El armario, por su parte, está dentro del baño (?!). El problema es que la habitación está en la planta baja y tanto puerta como ventana dan al patio central, que tiene pileta, con lo cual la privacidad es nula.

El día estuvo bastante ocupado, siguiendo el proceso, modificándolo y dejándolo por escrito, con lo cual apenas si tuve tiempo de sentarme. a eso de las 13:30 nos fuimos a almorzar a Fisher's, la cadena de restaurantes especialista en pescados y mariscos. Debo reconocer que los frutos de mar es por lejos lo que más me gusta de la cocina mexicana. De entrada fue un vaso de caldo picante de pescado, ceviche en una tortilla azul y tacos de camarón. De plato principal, filet de huchinango a la siciliana, que se suponía que era con crema y queso pero lo que vino parecía hecho a la manteca negra con ajo picado finito frito, así que nada que ver. Todo fue una delicia.

La tarde se me pasó volando y ya con el segundo barniz listo Armando, el gerente de planta, nos llevó a cenar a Guadiana, un restaurante de lo más paquete. Sin embargo, y dado que nadie tenía demasiado hambre, solo comimos entradas: tacos de pato, tacos de arrachera (carne) y pepitos, que son sandwiches de carne y tomate. De postre, pedí una porción de bizcochelo cubierto con un dulce de leche de cabra, al cual, la verdad sea dicha, no le noté demasiada diferencia. Todo eso estuvo acompañado de tequila y brandy para el postre. Después de la cena volvimos al hotel y nos despedimos de Chris, que mañana se vuelve.

Eso fue todo por hoy, veremos que nos depara mañana.

México D.F. - Día 1

Henos aqui nuevamente en la brecha. Con el nacimiento de Tomi casi encima me tocó viajar a México para atar algunos cabos sueltos y finalmente poner en marcha el proyecto que tenemos acá. La cosa se demoró más de la cuenta según mi gusto y me obliga a pasarme aquí tanto mi aniversario como el día de la madre, pero al menos voy a poder estar de vuelta antes de cualquier fecha probable de parto.

El viaje para acá fue como siempre agotador, ayudado especialmente porque a Continental se le ocurrió adelantar una hora la partida para poder volar mas lento y ahorrar combustible. Al menos conseguí un pasillo (originalmente tenía asignado un asiento en el medio), lo cual me permitió levantareme de tanto en tanto para estirar las piernas e ir al baño por lo que pude dormir un poco, si bien bastante entrecortado. La comida del avión debe ser la peor que haya comido, consistiendo en dos opciones igualmente poco apetecibles a base de pollo o carne.

Luego de algo más de 10 horas de vuelo llegué al aeropuerto internacional George Bush de Houston, Texas, aparentemente nombrado en honor al padre, no al hijo. El aeropuerto es moderno, aunque la sala de espera para el embarque que me tocó era bastante chica y no vi ninguna tienda de free-shop. Lo único que vi fueron tiendas de comida (demasiadas), de libros y revistas y de souvenirs, tales como un remera que decía "Don't mess with Texas" ("No te metas con Texas"). Simpáticos los muchachos.

Luego de una hora en la terminal y dos de vuelo finalmente llegué a Mexico. Nos encontramos con Mike y Arnie, que vino para ver los temas de seguridad, en el aeropuerto y de ahí fuimos a la planta. El trayecto, debido a lo pesado del tráfico, nos llevó más de una hora. Cuando llegamos Chris, que vino de parte de los fabricantes originales del barniz, ya había empezado con la primera fabricación, lo cual no nos dió tiempo a hacer una evaluación previa como queríamos. La fabricación en sí anduvo bien aunque debido a objeciones de seguridad e ideas de mejora decidimos que haríamos las cosas de un modo diferente al día siguiente.

Debo reconocer que a pesar de casi no haber dormido me mantuve bastante despierto, aunque a veces el cansancio se me notaba, tal y como cuando traté de hacer una lísta alfabética y me salió algo como a, b, d , e, g, f, e. Terminamos bastante tarde, tipo 20:30, aunque no tanto como creíamos que iba a ser y nos volvimos al hotel. La cena fue un buffet sin pena ni gloria en el restaurant del hotel, donde al camarero se le cayó la bebida sobre Arnie, y a la cama. Practicamente me desmayé y dormí cual tronco.